La tragedia del Líbano:Sangre, humo y cenizas
Ya no se trata de la inmoralidad o de la ilegalidad de esta nueva agresión israelí contra el Líbano. No es la primera vez que el país hebreo interviene militarmente de forma sangrienta e inhumana, general y extendida en la zona de Oriente Medio. Sin embargo esta vez esta nueva agresión ha sido calificada de “agresión desproporcionada”. Una contraofensiva infundada con el objetivo de liberar a dos soldados judíos secuestrados por Hizbolah.
La aviación israelí hasta estos momentos sigue golpeando todo lo que tiene a su alcance, destruyendo carreteras, puentes, puertos y aeropuertos, Líbano está ardiendo de norte a sur, la agresión aérea israelí ha concentrado durante esta fase sus ataques sobre los objetivos estratégicos que considera vitales, probablemente para inmovilizar al pequeño y único país pacífico de la zona, lo que significa que el estado hebreo tiene intenciones de cometer un genocidio sin precedentes en estas tierras donde vive una gran comunidad cristiana, al lado de otros grupos étnicos. Encima de castigar y machacar hasta la muerte este país, la ira, el odio, la venganza, han hecho que la máquina militar israelí no ahorra nada, por eso la aviación sionista durante sus ataques criminales no ha distinguido entre los refugios de civiles, ambulancias, hospitales, casas, mezquitas e iglesias.
Líbano, siendo un pequeño país, siempre ha sido vulnerable a las hostilidades israelíes, entre incursiones, agresiones y las operaciones que efectúa el ejército israelí, en determinados momentos o tiempos de crisis, Líbano desde la creación del estado hebreo, siempre ha sufrido, de las consecuencias directas que resultan del conflicto más complicado del Oriente Medio, o mejor dicho el epicentro de todos los conflictos que vive Oriente Medio. De otra parte debido a la situación étnica de Líbano siempre dividida, país también por su naturaleza bastante frágil, donde conviven, en situaciones complicadas, movimientos políticos y religiosos muy diversos, pero no siempre en plena armonía; sin mencionar las presiones que se ejercen sobre la vida política de este país, sólo como ejemplo, después del lamentable y complicado asesinato de Rafik Hariri, y como sabemos todos, nunca cesaron las intervenciones extranjeras, árabes, (Siria, Egipto Árabía Saudi, Libia) europeas (Francia, Gran Bretaña y la UE), la ONU y sobretodo las intervenciones americanas, más las conexiones que tiene Líbano con Siria-Iran. País donde la paz y la estabilidad política nunca han sido fiables ni relativamente duraderas.
Ciudadanos europeos y de otras nacionalidades que han podido regresar a sus países, repatriados para escapar a las hostilidades y los baños de sangre, han comentado que los ataques aéreos esta vez han sido más sangrientos y feroces de los que vivió Líbano durante la invasión israelí a este país en 1982. Los expertos dicen que Israel quiere cerrar el nudo de guerra contra Hizbolah, desde ahí podemos explicar el intento de la aviación Israelí de golpear las principales infraestructuras en Líbano, por lo menos en esta primera fase para debilitar la resistencia libanesa, y posiblemente amenazar el gobierno central en Beirut, en esta lógica, la aviación israelí no ha ahorrado carreteras, puentes, puertos y aeropuertos, con la idea de cortar las comunicaciones y el transporte para inmovilizar el país.
La llamada “comunidad internacional” cuando se trata de las agresiones que lanza Israel por aire mar y tierra sobre Palestina y Líbano, no condena a Israel, sólo habla de una pequeña milicia que protege como puede las fronteras sureñas del Líbano. Esta comunidad aunque muestra su preocupación no expresa tanta inquietud, al contrario muestra más inquietud por los dos militares hebreos secuestrados. No es irónico, es irrazonable e inaceptable que los grandes países occidentales, y la ONU lleguen a juzgar las cosas así. Si esta Comunidad Occidental sigue siendo tan injusta e irracional tenemos que prepararnos a aceptar todas las consecuencias que se derivarían de esta nueva crisis según esta nueva lógica de los occidentales.
EL periódico español, el País comentaba la posición del G8 ante la trágica situación que se vive en Palestina y Líbano “En tan malas condiciones, el G 8 ha cumplido el expediente de llamar al orden a las partes en conflicto, pero la invocación es forzada e insuficiente. La presencia de Putin, Bush y Chirac daba pie a esperar una declaración más contundente; quizá una promesa de que los países con influencia en la zona intervendrían activamente para detener la matanza. Pero la llamada "comunidad internacional" carece de resortes para frenar el conflicto y el país que puede hacerlo, Estados Unidos, no tiene voluntad de realizarlo. Sus prioridades políticas se orientan lisa y llanamente a debilitar a las repúblicas islámicas.
Es triste oír algunas declaraciones contradictorias expresadas por los responsables americanos, una vez dicen que Israel tiene derecho a defenderse y en otras oímos, “pero cuidado con las consecuencias” Lo que George Bush presenta como el derecho de Israel a defenderse – tal vez-una “versión de la política de intervención preventiva” aplicada por su Administración en Afganistán e Irak-, pero en cuanto a otros países como Italia, Francia es una respuesta excesiva de Israel, que quizá apunte a otros objetivos políticos y militares como Irán y Siria.
Para nosotros en todo el mundo árabe, condenamos como el resto del mundo, las matanzas y el terrorismo que practica la aviación israelí cuando bombardea ciegamente ciudades y pueblos en Gaza como en Líbano, en respuesta o no a los lanzamientos de cohetes Khatiushas sobre Haifa y norte de Israel, en ofensiva o contraofensiva, las palabras importan poco en estos momentos, Israel tiene que aceptar que el enfrentamiento entre Hezbolá es claramente desigual, el apoyo político y militar que recibe de EE UU no es ni será eterno. No es justificable que la aviación israelí durante una semana sin parar, día y noche, ha ido golpeando duramente por- sus ataques aéreos feroces y sangrientos-, un país vecino soberano, y ha destruido todo lo que estaba a su alcance, Israel no ha obtenido nada, sólo destrucciónes inútiles, catástrofes y más víctimas, sangre, llamas, humo y cenizas, con este nuevo episodio de terror sionista, el país judio está ganando el odio de todos los países árabes, más la condena de todo el resto del mundo.
La aviación israelí hasta estos momentos sigue golpeando todo lo que tiene a su alcance, destruyendo carreteras, puentes, puertos y aeropuertos, Líbano está ardiendo de norte a sur, la agresión aérea israelí ha concentrado durante esta fase sus ataques sobre los objetivos estratégicos que considera vitales, probablemente para inmovilizar al pequeño y único país pacífico de la zona, lo que significa que el estado hebreo tiene intenciones de cometer un genocidio sin precedentes en estas tierras donde vive una gran comunidad cristiana, al lado de otros grupos étnicos. Encima de castigar y machacar hasta la muerte este país, la ira, el odio, la venganza, han hecho que la máquina militar israelí no ahorra nada, por eso la aviación sionista durante sus ataques criminales no ha distinguido entre los refugios de civiles, ambulancias, hospitales, casas, mezquitas e iglesias.
Líbano, siendo un pequeño país, siempre ha sido vulnerable a las hostilidades israelíes, entre incursiones, agresiones y las operaciones que efectúa el ejército israelí, en determinados momentos o tiempos de crisis, Líbano desde la creación del estado hebreo, siempre ha sufrido, de las consecuencias directas que resultan del conflicto más complicado del Oriente Medio, o mejor dicho el epicentro de todos los conflictos que vive Oriente Medio. De otra parte debido a la situación étnica de Líbano siempre dividida, país también por su naturaleza bastante frágil, donde conviven, en situaciones complicadas, movimientos políticos y religiosos muy diversos, pero no siempre en plena armonía; sin mencionar las presiones que se ejercen sobre la vida política de este país, sólo como ejemplo, después del lamentable y complicado asesinato de Rafik Hariri, y como sabemos todos, nunca cesaron las intervenciones extranjeras, árabes, (Siria, Egipto Árabía Saudi, Libia) europeas (Francia, Gran Bretaña y la UE), la ONU y sobretodo las intervenciones americanas, más las conexiones que tiene Líbano con Siria-Iran. País donde la paz y la estabilidad política nunca han sido fiables ni relativamente duraderas.
Ciudadanos europeos y de otras nacionalidades que han podido regresar a sus países, repatriados para escapar a las hostilidades y los baños de sangre, han comentado que los ataques aéreos esta vez han sido más sangrientos y feroces de los que vivió Líbano durante la invasión israelí a este país en 1982. Los expertos dicen que Israel quiere cerrar el nudo de guerra contra Hizbolah, desde ahí podemos explicar el intento de la aviación Israelí de golpear las principales infraestructuras en Líbano, por lo menos en esta primera fase para debilitar la resistencia libanesa, y posiblemente amenazar el gobierno central en Beirut, en esta lógica, la aviación israelí no ha ahorrado carreteras, puentes, puertos y aeropuertos, con la idea de cortar las comunicaciones y el transporte para inmovilizar el país.
La llamada “comunidad internacional” cuando se trata de las agresiones que lanza Israel por aire mar y tierra sobre Palestina y Líbano, no condena a Israel, sólo habla de una pequeña milicia que protege como puede las fronteras sureñas del Líbano. Esta comunidad aunque muestra su preocupación no expresa tanta inquietud, al contrario muestra más inquietud por los dos militares hebreos secuestrados. No es irónico, es irrazonable e inaceptable que los grandes países occidentales, y la ONU lleguen a juzgar las cosas así. Si esta Comunidad Occidental sigue siendo tan injusta e irracional tenemos que prepararnos a aceptar todas las consecuencias que se derivarían de esta nueva crisis según esta nueva lógica de los occidentales.
EL periódico español, el País comentaba la posición del G8 ante la trágica situación que se vive en Palestina y Líbano “En tan malas condiciones, el G 8 ha cumplido el expediente de llamar al orden a las partes en conflicto, pero la invocación es forzada e insuficiente. La presencia de Putin, Bush y Chirac daba pie a esperar una declaración más contundente; quizá una promesa de que los países con influencia en la zona intervendrían activamente para detener la matanza. Pero la llamada "comunidad internacional" carece de resortes para frenar el conflicto y el país que puede hacerlo, Estados Unidos, no tiene voluntad de realizarlo. Sus prioridades políticas se orientan lisa y llanamente a debilitar a las repúblicas islámicas.
Es triste oír algunas declaraciones contradictorias expresadas por los responsables americanos, una vez dicen que Israel tiene derecho a defenderse y en otras oímos, “pero cuidado con las consecuencias” Lo que George Bush presenta como el derecho de Israel a defenderse – tal vez-una “versión de la política de intervención preventiva” aplicada por su Administración en Afganistán e Irak-, pero en cuanto a otros países como Italia, Francia es una respuesta excesiva de Israel, que quizá apunte a otros objetivos políticos y militares como Irán y Siria.
Para nosotros en todo el mundo árabe, condenamos como el resto del mundo, las matanzas y el terrorismo que practica la aviación israelí cuando bombardea ciegamente ciudades y pueblos en Gaza como en Líbano, en respuesta o no a los lanzamientos de cohetes Khatiushas sobre Haifa y norte de Israel, en ofensiva o contraofensiva, las palabras importan poco en estos momentos, Israel tiene que aceptar que el enfrentamiento entre Hezbolá es claramente desigual, el apoyo político y militar que recibe de EE UU no es ni será eterno. No es justificable que la aviación israelí durante una semana sin parar, día y noche, ha ido golpeando duramente por- sus ataques aéreos feroces y sangrientos-, un país vecino soberano, y ha destruido todo lo que estaba a su alcance, Israel no ha obtenido nada, sólo destrucciónes inútiles, catástrofes y más víctimas, sangre, llamas, humo y cenizas, con este nuevo episodio de terror sionista, el país judio está ganando el odio de todos los países árabes, más la condena de todo el resto del mundo.
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