Relaciones difíciles
Comentando los resultados de una encuesta realizada por Pew Global Attitudes Project, de iniciativa norteamericana, realizada en 12 países, sobre las relaciones entre los occidentales y los musulmanes, el periódico español el País, ha constatado que: “No será una guerra de civilizaciones y aún menos una alianza de las mismas, pero lo seguro es que hay ya una antipatía, una grave desconfianza, una brecha difícil de colmar entre Occidente y el mundo islámico”.
Todos estamos de acuerdo que las tragedias del 11-S de 2001 en Nueva York, y el 11-M en España, 2004, más el posterior atentado en el metro de Londres marcaron un cambio entre los dos bloques. Los atentados terroristas perpetrados en las citadas capitales occidentales volvieron a abrir de nuevo la vieja herida entre Islam y Occidente, los extremistas de los dos bloques aprovecharon lo sucedido para sostener sus discursos de discordia, incomprensión y llamamientos a la venganza, estallaron guerras y afrontamientos, los extremistas supieron añadir más leña al fuego, empujando las cosas hasta sus límites.
Hoy, todos reconocemos que son ellos, los únicos responsables de la desconfianza y la antipatía que reina entre los dos bloques.El terrorismo internacional, denominado también terrorismo islamista, se desencadenó desde las lejanas tierras de Afganistán, donde nacieron las primeras células de Al qaeda en las tierras afganas como base de sus acciones guerrilleras, los famosos Mujahidin afganos, después de la derrota de las fuerzas soviéticas, se convirtieron en movimientos extremistas armados, que al lado del ejército de los Talibanes querían iniciar la guerra santa, o la ‘JIHAD’ contra los enemigos del Islam en varios lugares del mundo.
Durante los años 90, el movimiento se extendió a varios países islámicos, en los cinco continentes. El movimiento “se alimenta de conflictos reales que utiliza como bandera de sus movilizaciones y acciones violentas, siendo los más notorios la situación del pueblo palestino en el Medio Oriente, la ocupación militar de Irak, las amenazas latentes sobre Irán y Siria… y la demostración de que el actual Gobierno de Estados Unidos recurre sistemáticamente a la fuerza para resolver los conflictos”
Todavía es posible un diálogo constructivo entre los dos grandes bloques, o por lo menos así creemos nosotros, diálogo que puede contribuir a cerrar la brecha abierta por las acciones de los citados movimientos extremistas. La realidad de esta desconfianza de la cual testimonia la encuesta americana señalada arriba, desconfianza que todavía no se ha transformado en crisis, la antipatía creada ya entre ambos bloques tiene que incitarnos a reflexionar y buscar soluciones o vías de mejorar las relaciones, si las relaciones han sido perturbadas y probablemente dañadas, muchos de nosotros no hemos perdido esperanza porque como la historia nos enseña, los malentendemientos, conflictos y las crisis no duran eternamente.
En Occidente los medios de comunicación, los responsables políticos, los grupos de intelectuales, si deseaan cambiar estos aspectos negativos creados por una minoría de individuos aislados ahí o aquí, teóricamente pensamos que disponen de todo poder para lograr cambiar la situación decadente que todos rechazamos y consideramos inaceptable. De otra parte, existen países en el mundo islámico, deseosos de colaborar con Occidente y de desmentir que el problema es el de un choque de civilizaciones.
El mundo occidental debe extremar al máximo las relaciones con los países islámicos, sobretodo aquellos países conocidos por su tendencia a la moderación, no sería difícil convertirlos “en aliados en la lucha contra el terrorismo”… las relaciones de amistad, tolerancia, cooperación y entendimiento pueden ser mucho más beneficiosas que las del enfrentamiento basado en el agrandamiento de las relaciones de odio y del "rencor global".
El entendimiento mutuo consiste en no caer en las mismas equivocaciones de las cuales parten algunos "analistas" que tienden a generalizar. En Occidente, como en otros lugares del mundo, los medios de comunicación ejercen una gran influencia en la preparación y la formación de la opinión pública, después están los responsables políticos, por eso creemos que hay que trabajar conjuntamente unos con otros, en favor de mejorar las relaciones entre ambos bloques, será siempre, en el presente como en el futuro, la responsabilidad de todos.
Todos estamos de acuerdo que las tragedias del 11-S de 2001 en Nueva York, y el 11-M en España, 2004, más el posterior atentado en el metro de Londres marcaron un cambio entre los dos bloques. Los atentados terroristas perpetrados en las citadas capitales occidentales volvieron a abrir de nuevo la vieja herida entre Islam y Occidente, los extremistas de los dos bloques aprovecharon lo sucedido para sostener sus discursos de discordia, incomprensión y llamamientos a la venganza, estallaron guerras y afrontamientos, los extremistas supieron añadir más leña al fuego, empujando las cosas hasta sus límites.
Hoy, todos reconocemos que son ellos, los únicos responsables de la desconfianza y la antipatía que reina entre los dos bloques.El terrorismo internacional, denominado también terrorismo islamista, se desencadenó desde las lejanas tierras de Afganistán, donde nacieron las primeras células de Al qaeda en las tierras afganas como base de sus acciones guerrilleras, los famosos Mujahidin afganos, después de la derrota de las fuerzas soviéticas, se convirtieron en movimientos extremistas armados, que al lado del ejército de los Talibanes querían iniciar la guerra santa, o la ‘JIHAD’ contra los enemigos del Islam en varios lugares del mundo.
Durante los años 90, el movimiento se extendió a varios países islámicos, en los cinco continentes. El movimiento “se alimenta de conflictos reales que utiliza como bandera de sus movilizaciones y acciones violentas, siendo los más notorios la situación del pueblo palestino en el Medio Oriente, la ocupación militar de Irak, las amenazas latentes sobre Irán y Siria… y la demostración de que el actual Gobierno de Estados Unidos recurre sistemáticamente a la fuerza para resolver los conflictos”
Todavía es posible un diálogo constructivo entre los dos grandes bloques, o por lo menos así creemos nosotros, diálogo que puede contribuir a cerrar la brecha abierta por las acciones de los citados movimientos extremistas. La realidad de esta desconfianza de la cual testimonia la encuesta americana señalada arriba, desconfianza que todavía no se ha transformado en crisis, la antipatía creada ya entre ambos bloques tiene que incitarnos a reflexionar y buscar soluciones o vías de mejorar las relaciones, si las relaciones han sido perturbadas y probablemente dañadas, muchos de nosotros no hemos perdido esperanza porque como la historia nos enseña, los malentendemientos, conflictos y las crisis no duran eternamente.
En Occidente los medios de comunicación, los responsables políticos, los grupos de intelectuales, si deseaan cambiar estos aspectos negativos creados por una minoría de individuos aislados ahí o aquí, teóricamente pensamos que disponen de todo poder para lograr cambiar la situación decadente que todos rechazamos y consideramos inaceptable. De otra parte, existen países en el mundo islámico, deseosos de colaborar con Occidente y de desmentir que el problema es el de un choque de civilizaciones.
El mundo occidental debe extremar al máximo las relaciones con los países islámicos, sobretodo aquellos países conocidos por su tendencia a la moderación, no sería difícil convertirlos “en aliados en la lucha contra el terrorismo”… las relaciones de amistad, tolerancia, cooperación y entendimiento pueden ser mucho más beneficiosas que las del enfrentamiento basado en el agrandamiento de las relaciones de odio y del "rencor global".
El entendimiento mutuo consiste en no caer en las mismas equivocaciones de las cuales parten algunos "analistas" que tienden a generalizar. En Occidente, como en otros lugares del mundo, los medios de comunicación ejercen una gran influencia en la preparación y la formación de la opinión pública, después están los responsables políticos, por eso creemos que hay que trabajar conjuntamente unos con otros, en favor de mejorar las relaciones entre ambos bloques, será siempre, en el presente como en el futuro, la responsabilidad de todos.
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